Los viajes del alma.

Los viajes del alma.

El alma es como un tren; cada estación una vida. Cada estación en la que el tren se detiene resulta ser un paso más hacia el destino final, donde permanecerá. Podríamos decir que de esto se trata la reencarnación y sus leyes. El viajero que habita circunstancialmente ese tren solo ve lo que le permiten: el breve rectángulo de la ventanilla y el alcance de su mirada; un poco más o un poco menos, pero es una visión limitada. Mientras que el pasajero de ese tren sabe que más allá de lo breve de su vista hay campos y ciudades, casas y animales, personas que miran pasar el tren y otras que trabajan, gente triste y personas que bailan celebrando la llegada del día, un sol que nace cada mañana para morir por la noche, y una luna seductora que ilumina oscuridades desveladas; que más allá de su mirada. Hay Maestros que lo miran mirar, y que sonríen complacidos al verlo viajar. El pasajero sabe que no está solo, muchos viajan con él y bajarán a su tiempo en la estación correspondiente.

Cuando el hombre comprende que lo que ve es solo un punto en la inmensidad de un viaje eterno, la esperanza lo habita. La idea del alma reencarnada, está instalada en la memoria del ser humano desde sus orígenes.

Si deseas conocer más, no dudes en consultar "Los viajes del alma" de María Laura Castillo